Enfoque lingüístico integral
El método de la lengua completa se basa en la filosofía de la enseñanza de la lectura que considera la lectura, la escritura, la expresión oral y la comprensión auditiva como actividades interconectadas que se realizan principalmente en un contexto natural. Su principal preocupación es comprender el significado de la lengua, por lo que insta encarecidamente a los alumnos a utilizar las lenguas como un todo en lugar de dividirlas en sus partes independientes, lo que resulta indispensable para desarrollar correctamente las destrezas de lectura y escritura.
El enfoque Whole-Language se basa en una serie de principios fundamentales: la idea de que la lengua se aprende más eficazmente mediante el uso de contextos de la vida real, literatura auténtica y el compromiso de los alumnos con la lectura y la escritura que son importantes para ellos. Por ejemplo, en lugar de practicar la fonética de forma aislada, los alumnos pueden leer una historia y debatir sus temas, estableciendo así conexiones personales entre el texto y sus propias experiencias.
A diferencia de los métodos tradicionales basados en la fonética, que se centran en la enseñanza de las letras y los sonidos de forma individual, el enfoque de la lengua integral engloba estos elementos en el marco de textos significativos. A modo de ejemplo, mientras que un método fonético puede consistir en practicar los sonidos de las letras, una clase de lengua integral puede consistir en que los alumnos lean un libro e identifiquen las palabras y los sonidos de la narración, fomentando así una comprensión más profunda del uso de la lengua. Además, el dominio de la lengua se consigue leyendo y escuchando diversos textos.
El enfoque Whole-Language tiene numerosas ventajas, como el fomento de la capacidad de comprensión lectora, el aumento del pensamiento crítico y, lo que es más importante, el fomento del amor por la lectura. Al involucrar a los alumnos en textos relevantes y sustancialmente significativos, habrá muchas posibilidades de que muestren una disposición positiva hacia el lenguaje y la alfabetización. Por ejemplo, los alumnos que leen libros que les resultan atractivos están más dispuestos a leer y escribir, por lo que obtendrán mejores resultados en la alfabetización.
La necesidad de una planificación minuciosa para elegir textos y actividades adecuados que se correspondan con los intereses y capacidades de los alumnos es uno de los retos que pueden encontrar los profesores. Además, a algunos profesores les puede resultar difícil compaginar el enfoque Whole-Language con la necesidad de seguir las normas de los exámenes estandarizados. Por ejemplo, aunque deseen fomentar la escritura imaginativa, también se les exige que se aseguren de que los alumnos son capaces de demostrar su dominio de destrezas específicas que pueden evaluarse en un formato más convencional.