Planificación temporal
La Planificación por Plazos es un enfoque de gestión innovador que se emplea principalmente en la gestión de proyectos y se basa en la segmentación del trabajo en periodos de tiempo específicos o "plazos". Esta técnica apoya la gestión de una organización en las áreas que requieren más tiempo y trabajo, ayudando a asignar los recursos disponibles, designar responsabilidades de trabajo y establecer resultados medibles y alcanzables, facilitando así la consecución de una gestión del tiempo eficiente y eficaz.
Una de las ventajas de la planificación basada en plazos es una mayor concentración en los objetivos a corto plazo, la priorización de los recursos y la facilidad para cuantificar los avances. En lugar de aplazar tareas que no están directamente relacionadas, los equipos de proyecto prefieren basarse en plazos, lo que les da la posibilidad de adaptarse rápidamente a los cambios, evaluar los riesgos con frecuencia y mantener el ritmo. A modo de ejemplo, un equipo de desarrollo de software puede tener plazos trimestrales para producir las actualizaciones, lo que permite introducir mejoras iterativas basadas en la revisión del usuario.
En cambio, la Planificación por Plazos no se ciñe estrictamente al modelo lineal de gestión de proyectos que es la norma; en su lugar, hace hincapié en la adaptabilidad entre los plazos fijados. Los calendarios tendrían que ser ajustados por los equipos; para que los nuevos proyectos priorizados surtieran efecto, los equipos tendrían que ajustar sus planes, pero una de las principales cosas es que este método permite a los equipos hacer esto al final de cada plazo, que es la razón principal por la que los equipos recurren al enfoque de toma de decisiones más flexible. Un departamento de marketing es un buen ejemplo en este sentido. Podrían examinar sus campañas mensualmente, lo que les permitiría cambiar las estrategias principales en función de los datos obtenidos en tiempo real.
La planificación por plazos está sujeta a problemas similares de comunicación entre los empleados, evaluación de los plazos de las tareas y control de la ampliación del alcance. Cuando los proyectos se enfrentan a problemas imprevistos o hay ambigüedad a la hora de determinar el orden de las tareas, los equipos pueden incumplir los plazos. Como el equipo los necesita para ser eficaz, es esencial hacer comprobaciones periódicas y mantener una documentación clara de objetivos y responsabilidades.
Desde luego, la Planificación a Plazos tiene una aplicabilidad universal y puede practicarse en diversos sectores, por ejemplo, el desarrollo de software, las campañas de marketing y la planificación de eventos. No obstante, su aplicación puede verse afectada por la complejidad del proyecto y las relaciones entre los miembros del equipo. Como en un proyecto de construcción, dividir las actividades en términos como diseño, ejecución e inspección puede conducir a una mejor gestión y, por tanto, a una mayor coordinación y eficacia.