Aprendizaje autorregulado
El SRL, o aprendizaje autorregulado, es un procedimiento en el que intervienen individuos que aprenden a ser dueños de su propio aprendizaje mediante el establecimiento de objetivos, la supervisión de los progresos y la reflexión sobre su propia técnica de aprendizaje. Se trata de un tipo de aprendices independientes que están capacitados para afrontar y tratar con éxito diversas situaciones y dificultades educativas.
Los elementos esenciales del aprendizaje autorregulado son la fijación de objetivos, el autocontrol, la autorreflexión y la autoevaluación. Por ejemplo, un estudiante puede fijarse el objetivo de perfeccionar sus habilidades matemáticas, hacer un seguimiento de sus progresos mediante cuestionarios, revisar sus métodos de estudio y, por último, evaluar su rendimiento para averiguar si puede mejorar.
El aprendizaje autorregulado es como una luz en la oscuridad para los alumnos. Lo hace ayudándoles a participar activamente en el proceso de aprendizaje. Los alumnos son capaces de plantearse objetivos inteligentes y evaluar su forma de aprender. Por eso, se interesan más y se responsabilizan de sus estudios. En consecuencia, aprenden mejor y sacan mejores notas. Un ejemplo típico es el alumno que comprueba con frecuencia sus conocimientos sobre los temas y puede pedir ayuda o medios adicionales cuando observa que sus malentendidos son la causa de sus dificultades.
La motivación es el principal factor que afecta al proceso de autorregulación del aprendizaje. Es el impulso innato que la mayoría de las veces conduce a una autorregulación más eficaz de la enseñanza del pensamiento y el aprendizaje. Por ejemplo, un estudiante que tenga un vivo interés por los temas históricos podría realizar investigaciones adicionales, aumentando así el nivel de su aprendizaje.
Mediante el uso de diversas estrategias de aprendizaje, como la elaboración de calendarios de estudio, la realización de autoevaluaciones y el mantenimiento de un diario de aprendizaje, los alumnos pueden aprender habilidades de autorregulación. Por ejemplo, una chica puede hacer una agenda semanal que incluya el material necesario para estudiar para su examen, informándole así de lo que tiene que hacer con su tiempo y controlando si avanza o no hacia su objetivo académico.