Estrategias de autocontrol
Las estrategias de autovigilancia hacen referencia a las técnicas que se necesitan para evaluar y regular el comportamiento, los sentimientos o el rendimiento individuales. Estos mecanismos, a su vez, resultan ser los más eficaces... autoconciencia, responsabilidad y consecución de objetivos.
El uso de objetivos específicos, herramientas de seguimiento del tiempo y el mantenimiento de un diario como parte del autocontrol son algunas de las estrategias eficaces para la productividad. Por ejemplo, las personas pueden utilizar aplicaciones como Trello o Toggl para controlar el tiempo que dedican a las tareas, mientras que un diario puede proporcionarles los datos que necesitan para realizar los ajustes adecuados en relación con los patrones de productividad y las áreas de mejora.
Además de las técnicas de autocontrol, la regulación emocional puede verse facilitada por las estrategias de autocontrol que promueven que los individuos detecten y reflexionen sobre sus reacciones emocionales. Los ejemplos de estas técnicas, como llevar un diario emocional o practicar la atención plena, pueden ayudar a los individuos a detectar los desencadenantes y a construir una buena estrategia de afrontamiento que redunde en un mayor bienestar emocional.
La autovigilancia contribuye en gran medida a que las personas cambien su comportamiento, ya que les ayuda a hacer un seguimiento de su propio progreso y a comprender el impacto de su conducta. Por ejemplo, una persona que intenta perder peso anota su ingesta diaria de alimentos y la cantidad de ejercicio que hace, lo que a su vez le permite identificar los hábitos que necesita corregir y, mediante la demostración del aumento de los resultados positivos, fomentar el ejercicio de dichos comportamientos.
De hecho, la incorporación de estrategias de autoevaluación puede ser una forma eficaz de promover el seguimiento personal por parte de los alumnos de sus hábitos de estudio y su rendimiento académico en el aula. El uso de listas de autoevaluación y registros de estudio ha demostrado ser beneficioso, ya que permite a los alumnos autoevaluar su rendimiento, señalar sus puntos débiles y, junto con esto, son capaces de formular las estrategias necesarias que pueden conducir a mejores logros académicos.