Habilidades de autoevaluación
La capacidad de una persona para evaluar su capacidad y sus inconvenientes se conoce como habilidades de autoevaluación, que se denominan capacidades críticas de la persona. La existencia de estas habilidades mejora la vida personal y profesional del individuo, ya que son el medio fundamental que puede utilizar para definir objetivos reales y emprender el aprendizaje de su desarrollo personal.
Los elementos fundamentales de las habilidades de autoevaluación son la autoconciencia, el pensamiento crítico y la reflexión. La autoconciencia ayuda a las personas a comprender sus sentimientos y acciones; el pensamiento crítico les permite evaluar objetivamente lo que han hecho; mientras que la reflexión fomenta la reflexión sobre experiencias pasadas para aprender a actuar de la mejor manera en el futuro. A modo de ejemplo, un proyecto de trabajo podría ser un caso en el que una persona puede considerar las cosas que ha hecho bien y los errores que ha cometido para mejorar su trabajo futuro.
El entorno laboral experimentará una notable mejora gracias a las capacidades de autoevaluación, ya que éstas son las herramientas del aprendizaje y la adaptación continuos. Los trabajadores no sólo controlan sus capacidades y resultados con mayor frecuencia, sino que también pueden identificar las áreas en las que tienen que desarrollarse más, lo que a su vez les permite completar sus tareas con mayor eficacia y aumenta su satisfacción laboral. Por ejemplo, si un vendedor se toma un momento para evaluar la eficacia de su discurso, puede trabajar en él y, como resultado de este enfoque, presentar el producto a los clientes con mucha más precisión, vendiendo así más.
Algunas de las formas de desarrollar la capacidad de autoevaluación son escribir un diario, fijarse objetivos modernos (SMART) y solicitar la opinión de colegas o mentores. Escribir un diario ayuda a las personas a ver su propio pensamiento y el desarrollo que hacen con el tiempo, pero los objetivos SMART son el periodo de consistencia para evaluar lo que se ha conseguido. Además, los comentarios positivos de los demás pueden ayudar a las personas a ver sus puntos fuertes y débiles de otra manera, lo que les hace autoevaluarse con más precisión.
Al reconocer sus puntos fuertes y débiles mediante la autoevaluación, las personas se guían por ella para establecer el camino de desarrollo correcto. Al descubrir sus puntos fuertes, las personas pueden utilizarlos eficazmente, mientras que encontrar sus puntos débiles les hace buscar formas de mejorar. Un ejemplo de ello es un alumno que evalúa su método de estudio y, en consecuencia, aprende nuevos y mejores hábitos gracias a ese programa. Como resultado, los estudios internacionales mejorarán su rendimiento y les aportarán más confianza.