Entorno de aprendizaje seguro
Una atmósfera de aprendizaje segura es una zona en la que los alumnos se sienten acogidos, sostenidos y honrados, lo que a su vez les ayuda a participar en el aprendizaje sin temor a lesiones o prejuicios. Crear una atmósfera así es la clave del éxito académico, la salud mental y el aprendizaje holístico de los alumnos, porque fomenta la participación activa y el trabajo en equipo.
Los factores clave son la seguridad física, la seguridad emocional y la comunidad de apoyo. La seguridad física consiste en asegurarse de que el entorno escolar está alejado de cualquier tipo de riesgo, mientras que la seguridad emocional consiste en crear un clima en el que los alumnos se sientan apreciados y sean resistentes a la intimidación o el acoso. Una comunidad solidaria establece relaciones positivas entre los alumnos y entre éstos y el personal, en las que se refrendan la inclusividad y el respeto.
Los miembros del personal docente están capacitados para desarrollar un entorno de seguridad en el aprendizaje estableciendo claramente qué comportamiento se espera de ellos, fomentando una comunicación abierta y estableciendo un clima de confianza con los alumnos. Por ejemplo, podrían establecer las normas del aula junto con los alumnos, motivarles para que hablen de sus sentimientos y atender sus preocupaciones. Asimismo, el uso de actividades de trabajo en equipo podría ser una buena herramienta para desarrollar las relaciones y hacer que los alumnos sientan que forman parte de la clase.
Mediante una comunicación regular con los profesores, apoyando la actitud de buen comportamiento en casa y formando parte de las actividades escolares, los padres son la parte más importante de la ecuación. Pueden respaldar las normas escolares sobre seguridad y prevención del acoso escolar participando en reuniones, realizando trabajos voluntarios y representando a su hijo. El compromiso de los padres con los profesores crea una estrategia igualmente cooperativa para mantener un entorno de aprendizaje cómodo y seguro.
De hecho, se ha confirmado que los alumnos aprenden mejor en una clase donde hay seguridad emocional, debido a la reducción de la ansiedad y al aumento de la participación. Cuando los alumnos se sienten protegidos, tienden a ser más activos en las actividades de clase, asumen el riesgo de aprender y colaboran con sus compañeros. Por ejemplo, los estudios demuestran que los alumnos que se encuentran en un entorno amistoso y seguro tienden a obtener más puntos en sus exámenes y muestran un mejor porcentaje de asistencia.