Prácticas reparadoras
Las prácticas restaurativas son un conjunto de técnicas y principios que se centran en crear una comunidad, reforzar las conexiones interpersonales y abordar los daños mediante una conversación abierta. En lugar del castigo, se centran en la responsabilidad, la empatía y la recuperación; por ello, son fundamentales para la resolución de conflictos y el establecimiento de una atmósfera de apoyo en escuelas, lugares de trabajo y comunidades.
La base de las Prácticas Restaurativas incluye los valores de respeto, responsabilidad, creación de relaciones y justicia reparadora. A través de estos principios, el método de resolución de conflictos se enseña principalmente fomentando debates francos sobre el tema, asegurándose de que cada participante da su opinión y concentrándose en las necesidades de todas las partes implicadas. Por ejemplo, en una situación escolar, cuando un alumno tiene un conflicto, en lugar de tomar medidas correctivas, puede que la escuela organice un círculo restaurativo en el que ambos expongan sus puntos de vista y juntos encuentren una solución.
En las escuelas, la aplicación de las prácticas restaurativas puede llevarse a cabo sentando las bases mediante la formación del personal en técnicas restaurativas, la creación de círculos restaurativos para la resolución de conflictos y la introducción de un lenguaje restaurativo en las políticas disciplinarias. Por ejemplo, si un alumno se comporta mal, en lugar de castigos como la detención, el plan puede ser celebrar una conferencia restaurativa para reflexionar sobre las consecuencias del comportamiento y sugerir formas de enmendar el daño causado, fomentando así un sentido de responsabilidad y cooperación.
El diálogo es una parte muy importante de las Prácticas Restaurativas porque enseña habilidades de comunicación, comprensión y relación entre individuos. En estas conversaciones estructuradas, los participantes pueden expresar sus sentimientos y discutir sus propios puntos de vista, y también reunirse para resolver el problema. Por ejemplo, en el círculo restaurativo, en el que los delincuentes y las víctimas pueden conversar libremente sobre el caso concreto, proponen juntos el proceso de reparación y, en el camino, construyen mutuamente la empatía y los lazos en la comunidad.
Las prácticas restaurativas son una alternativa perfecta a los métodos disciplinarios tradicionales debido a sus beneficios, como la disminución de las tasas de reincidencia, la mejora de las relaciones y la mejora del clima escolar en general. Al centrarse en la curación y la responsabilidad en lugar del castigo, es más probable que las personas comprendan las consecuencias de sus actos y actúen positivamente. Un caso perfecto es el de las escuelas que han implantado prácticas restaurativas, que con frecuencia registran un descenso de los problemas disciplinarios y un aumento de la participación de los alumnos, ya que el alumnado está más conectado socialmente y se siente valorado en su comunidad.