Formación en resolución de problemas
La formación en habilidades de resolución de problemas es una solución bien desarrollada para que las personas mejoren su capacidad de afrontar dificultades mediante la búsqueda, el análisis y la decisión de la solución adecuada. Este programa es importante porque prepara a las personas para aplicar estas habilidades en el pensamiento crítico, la creatividad y la toma de decisiones para construir su éxito personal y profesional.
Los principales aspectos de la formación en habilidades de resolución de problemas son el pensamiento crítico, la capacidad de análisis, la creatividad y la toma de decisiones. Un ejemplo sería el tipo de formación que hace hincapié en la incorporación de ejercicios que obligan a los participantes a ver los problemas desde perspectivas diferentes y nuevas, con lo que se les anima a pensar de forma creativa a la vez que aprenden a evaluar y asumir riesgos y a tomar decisiones basadas en datos.
Los empleados que se benefician de la formación en habilidades de resolución de problemas son los que aprenden a manejar incluso las situaciones más difíciles en su trabajo, por lo que se vuelven más productivos y colaboran mejor. Un ejemplo típico de esto es: un equipo de marketing que tiene un problema con el bajo compromiso de los consumidores puede recurrir a las estrategias de marketing que han aprendido a través de la resolución de problemas que analizan los datos, lluvia de ideas, y ejecutar la campaña que sea más eficaz.
Los talleres, las simulaciones y los debates en grupo son algunos de los métodos habituales en la formación en resolución de problemas, mientras que los juegos de rol son uno de los enfoques interactivos. Estos métodos permiten a los alumnos participar en situaciones del mundo real, por ejemplo, resolver disputas con clientes o gestionar los riesgos de un proyecto,... De ese modo, pueden aprender habilidades mucho más fácilmente con una simulación real de la aplicación.
Las personas pueden hacer una autoevaluación de su progreso articulando objetivos específicos y mensurables con respecto a la resolución de problemas y analizando su propio rendimiento en caso de situaciones de la vida real. Por ejemplo, pueden observar la frecuencia de sus puestas en práctica inventivas en el trabajo, pedir opiniones a sus colegas y examinar a menudo casos prácticos para evaluar su toma de decisiones.