Programas de tutoría entre iguales
Los programas de coaching entre iguales funcionan como estructuras formales que reúnen a las personas para aprender de forma colaborativa y ayudarse mutuamente en una organización o comunidad. Son muy necesarios, ya que impulsan el desarrollo profesional de los empleados, les dotan de competencias superiores y, al utilizar de forma óptima el modelo entre iguales, establecen una cultura organizativa de mejora continua.
Los programas de coaching entre iguales tienen varias ventajas, como un mejor desarrollo de las habilidades, una mayor confianza de los participantes en sí mismos y una mejor comunicación. Por ejemplo, en un entorno laboral, los empleados que participan en el coaching entre iguales pueden recibir comentarios y puntos de vista muy valiosos de sus compañeros, lo que contribuirá positivamente a su rendimiento y satisfacción laboral.
Por lo general, los programas de coaching entre iguales se establecen mediante funciones, objetivos y plazos predefinidos. Los miembros suelen emparejarse o agruparse en función de objetivos o conocimientos comparables, y luego se reúnen periódicamente para evaluar los progresos, intercambiar recursos y ayudarse mutuamente. Por ejemplo, un programa puede celebrarse con la ayuda de compañeros en reuniones mensuales para revisar el rendimiento de cada uno y establecer objetivos de mejora.
Los programas de coaching entre iguales pueden estar formados por personas de distintos niveles de la organización, desde los funcionarios de menor rango hasta los más altos ejecutivos. El elemento principal aquí es el deseo de enseñar y aprender, y de transferir conocimientos. Por ejemplo, un empleado novato puede formar equipo con un colega veterano para perfeccionar sus habilidades y, de este modo, el mentor también se beneficiará de la experiencia del maestro.
Entre las dificultades que pueden surgir en los programas de coaching entre iguales se encuentran las diferentes expectativas, los distintos niveles de interés y las posibles disputas entre los participantes. Por ejemplo, cuando un compañero tiene muchos más conocimientos que el otro, la persona menos instruida puede sentir complejo de inferioridad, lo que impediría una comunicación y un aprendizaje claros. Afrontar estos retos de antemano mediante protocolos transparentes y revisiones periódicas puede ser la clave para preservar una atmósfera de apoyo.