Narración y recuento
Narrar es el acto de contar una historia que se realiza mediante la presentación de acontecimientos y experiencias de forma organizada. Volver a contar significa volver a contar una historia parafraseándola, un método que puede ayudar a comprender y recordar detalles, lo que convierte a ambas estrategias en poderosas herramientas de enseñanza y comunicación.
Es la forma particular que tiene el narrador de contar la historia lo que hace que la narración sea una forma fantástica de contar historias, sobre todo cuando se trata de la narración original de una historia con el estilo y la perspectiva del narrador. Por otra parte, el recuento de una historia consiste en resumirla o relatarla con las propias palabras del autor, orador o narrador. Por ejemplo, un profesor puede narrar primero el cuento a sus alumnos y luego, para comprobar que comprenden las ideas y los temas principales, puede pedirles que lo vuelvan a contar.
La narración mejora la capacidad de contar historias porque obliga al narrador a conectar directamente con el contenido, a hablar de forma animada y a utilizar un lenguaje figurado. Cuando se practica la narración, se aprende a expresar emociones y a crear suspense, dos elementos importantes para atraer al público. Por ejemplo, un narrador puede cambiar su voz para dibujar diferentes personajes en el escenario y así conseguirá que la historia sea más real.
La mejor manera de volver a contar una historia es hacer un resumen de los acontecimientos importantes, señalar a los personajes principales y mencionar los temas o moralejas de la historia. Además, el uso de organizadores gráficos puede ser de gran ayuda para organizar la narración. Por ejemplo, una vez terminado un libro, los alumnos pueden dibujar un mapa de la historia para aclarar la estructura de la trama antes de presentar a sus compañeros su nueva narración.
Los entornos educativos se benefician enormemente de la formación en relatos, ya que mejora la comprensión y la capacidad de pensamiento crítico de los alumnos. Los profesores pueden, por ejemplo, comprobar si sus alumnos han comprendido o no la estructura de una narración y sus puntos principales pidiéndoles que verbalicen su interpretación de la historia. Un buen ejemplo de ello es que, tras leer un capítulo, el profesor puede pedir a un alumno que lo vuelva a contar para reforzar la lección e iniciar el debate.