Calificación basada en juicios de valor
La calificación basada en el juicio es uno de los métodos de evaluación que depende del juicio profesional de los profesores para calificar los trabajos de los alumnos en lugar de métricas estandarizadas o escalas de calificación estrictas. Este enfoque concede gran importancia a la retroalimentación cualitativa y pone en contacto al profesor con el contexto único de un alumno concreto, lo que lo convierte en un método de aprendizaje más personalizado.
La principal ventaja de emplear la calificación basada en juicios de valor es que puede cambiar en función de las necesidades individuales y la forma de aprender de cada alumno, y así los profesores pueden proporcionar una retroalimentación personalizada. De forma imaginativa, un profesor podría identificar a un alumno que es muy imaginativo pero tiene problemas con las habilidades técnicas, permitiéndole así concentrarse en la capacidad de mejorar en lugar de simplemente asignarle una nota. De este modo puede aumentar la motivación y el compromiso de los alumnos, ya que reciben una retroalimentación más valiosa.
La calificación basada en juicios es el nuevo sistema de calificación que juzga a los estudiantes en función de sus percepciones orales en lugar de calificarlos con las habituales puntuaciones cuantitativas. Principalmente, la implicación junto con el cambio de pensamiento y un nuevo procedimiento se aplica al escenario de un estudiante. Por ejemplo, un profesor, que normalmente calificaría el trabajo de un alumno con un aprobado, en lugar de eso, le da detalles de apoyo sobre las posibilidades de que un proyecto sea más fuerte y también esboza los puntos que necesitan ser cambiados o mejorados, lo que en consecuencia genera un ambiente de aprendizaje constructivo.
La principal dificultad de la calificación basada en juicios es la subjetividad, que puede dar lugar a la aparición de distintas evaluaciones. Para superar este problema, los profesores tendrían que establecer y comunicar criterios y normas bien definidos para que las evaluaciones sean justas y transparentes. Además, formar a los profesores para que apliquen correctamente este método puede llevarles mucho tiempo, ya que tendrían que gestionar tanto la información cualitativa como las medidas de rendición de cuentas impuestas por los sistemas escolares.
La calificación basada en juicios se adapta especialmente bien a las situaciones en las que es posible centrarse en el aprendizaje personalizado, como los entornos de aprendizaje basados en proyectos, los cursos de arte y diseño y las clases de colocación avanzada. Por ejemplo, en una clase de escritura creativa, un profesor puede evaluar el trabajo de los alumnos en función de criterios de originalidad y efecto emocional en lugar de precisión gramatical, con lo que fomentaría un ambiente más propicio a la expresión creativa de los alumnos. Esta falta de estructura permite múltiples tipos de evaluación que pueden ayudar a los alumnos con diferentes áreas de fortaleza.