Resolución de problemas mal estructurada
Fijar mal los malentendidos incorpora ocuparse de las dificultades que no tienen ni una solución, regla o parámetro aparente ni predefinido asociado a ellas. Esto es radicalmente importante ya que inspira el uso del pensamiento propio y el ingenio, así como el descubrimiento de la salida que normalmente es huh, sin embargo, multifacética. (form unfurl ref yout wedern'}
Los problemas poco claros también se conocen como problemas mal estructurados, ya que suelen ser ambiguos, complejos y, a veces, las soluciones no son definitivas. En cambio, los problemas bien estructurados tienen pautas y soluciones claras, por ejemplo, una ecuación matemática o una tarea rutinaria. Pensemos en este ejemplo: el transporte público orientado a la ciudad tiene demasiadas variables y partes interesadas, es un problema mal estructurado en el que se puede integrar la ética, mientras que un problema matemático como 2 + 2 está bien estructurado.
Las técnicas de resolución de problemas no estructuradas que resultan eficaces y correctas son plantear el problema con precisión, dividirlo en secciones que sean fácilmente manejables, generar diferentes respuestas y utilizar el enfoque multidisciplinar. Por ejemplo, abordar el cambio climático uniendo fuerzas con los expertos en ciencias medioambientales, economía y sociología puede darnos soluciones combinadas que aborden todos los ángulos.
Las decisiones cotidianas y las situaciones complejas, como la política pública, la atención sanitaria y la estrategia empresarial, que necesitan soluciones personales, son las que con más frecuencia no tienen límites claramente especificados. Un ejemplo clásico podría ser el esfuerzo de un profesional sanitario por evaluar el mejor método para mejorar la salud general del paciente, lo que implica explorar factores como la demografía del paciente, los recursos disponibles y las implicaciones éticas, que son difíciles de medir o resolver.
La capacidad de generar nuevas ideas es muy importante en el proceso de búsqueda de soluciones a problemas mal definidos, ya que permite a los estudiantes salir de sus patrones convencionales de pensamiento e investigar soluciones alternativas o no tan populares para ellos. Por ejemplo, la congestión de tráfico de una ciudad puede suponer una oportunidad para soluciones creativas como la instalación de semáforos inteligentes, la puesta en marcha de programas de uso compartido de bicicletas o el rediseño de zonas urbanas, en lugar de la mera ampliación de las calzadas.