Evaluación holística
Como su nombre indica, la evaluación holística adopta un enfoque integrador centrado en la evaluación de los diversos aspectos de un individuo en su totalidad, lo que incluye la salud física, emocional, social y espiritual. Esta evaluación de base amplia es muy importante para planificar intervenciones específicas que puedan abordar eficazmente las necesidades totalmente únicas del individuo.
Las partes esenciales de la evaluación holística comprenden normalmente la salud física, el bienestar emocional, las relaciones sociales y las creencias espirituales. Por ejemplo, un trabajador sanitario puede comprobar los signos físicos del paciente sin perder de vista su estado de salud mental y sus sistemas de apoyo, obteniendo así una imagen completa de la situación individual.
La evaluación holística, a diferencia de los métodos de evaluación tradicionales que se basan principalmente en la salud física de una persona o en determinados síntomas, es más una visión general de la vida de una persona. Por ejemplo, una evaluación tradicional que se limita a la historia clínica de un paciente sería diferente de una evaluación holística que también incluiría los factores del estilo de vida del paciente, los aspectos de salud mental y las influencias ambientales circundantes, adoptando así una visión más completa de la salud de la persona.
La evaluación holística es un método que puede utilizarse en diversos ámbitos, como los sistemas sanitario, educativo y de orientación. Por ejemplo, una escuela puede utilizar una evaluación holística que no sólo tenga en cuenta el rendimiento académico de un alumno, sino que también evalúe su desarrollo emocional y social, permitiendo así a los profesores idear las formas de enseñanza que mejor se adapten a cada alumno. En consecuencia, se crea un entorno de aprendizaje propicio.
La evaluación holística tiene el mérito de aumentar la comprensión de las necesidades individuales, fomentar la participación del paciente o cliente y disponer de formas más eficaces de intervención. Por ejemplo, una evaluación holística sería la forma que tiene un profesional de la salud mental de descubrir algunos factores de la vida de un cliente que le causan estrés. Esto permitiría al especialista proponer estrategias de tratamiento que trabajen los aspectos mentales y emocionales del individuo al mismo tiempo, con lo que se obtendría un resultado más positivo.