Aprovechar los conocimientos previos
El acto de cosechar conocimientos del pasado es el proceso de detectar y utilizar los conocimientos, experiencias y habilidades de los alumnos para facilitar la comprensión y desencadenar el nuevo aprendizaje. Se trata de una práctica muy importante en la educación porque permite a los profesores adaptar las clases a las necesidades de los alumnos y, al mismo tiempo, fomentar un compromiso más profundo de los estudiantes con el material.
El proceso de acceder a los conocimientos previos es de gran importancia, ya que permite a los profesores relacionar la información recién descubierta con los conocimientos previos de los alumnos, aumentando así la realidad y la eficacia del aprendizaje. Por ejemplo, cuando un profesor presenta un nuevo tema de física, hablar con los alumnos de sus experiencias anteriores con el movimiento o de situaciones cotidianas, como montar en bicicleta, puede servirles de guía para comprender mejor el nuevo material.
Pueden aplicar distintos métodos para medir los conocimientos que los alumnos tenían antes, como preevaluaciones, cuestionarios, encuestas y mapas conceptuales. Un buen ejemplo es un profesor que utilizara un gráfico KWL (Know, Want to know, Learned) al principio de una unidad para comprobar la comprensión previa de un tema por parte de los alumnos, lo que a su vez le permitía dar instrucciones específicas que implicaban basarse en sus conocimientos previos.
Para utilizar con éxito los conocimientos previos, los profesores pueden emplear sesiones de lluvia de ideas, debates en grupo y el uso de organizadores gráficos, entre otras estrategias. Por ejemplo, en una lección sobre ecosistemas, un profesor puede pedir a los alumnos que hablen de su realidad con la fauna local, creando una comunidad de estudiantes en la que puedan conectar sus propias experiencias con el plan de estudios.
Aprovechar los conocimientos previos de los alumnos es beneficioso para un grupo diverso de estudiantes, ya que reconoce sus diferentes orígenes, experiencias y estilos de aprendizaje, contribuyendo a mejorar el ambiente en el aula. Por ejemplo, consideremos una clase multicultural en la que los alumnos debaten sobre diferentes prácticas culturales de un tema que han aprendido. De hecho, esto puede confirmar las experiencias de los alumnos y crear un sentimiento de pertenencia, por lo que, en última instancia, puede mejorar tanto la participación de los alumnos como sus resultados de aprendizaje.