Reflexión guiada
La reflexión guiada es una actividad sistemática destinada a motivar al individuo para que evalúe críticamente su aprendizaje experiencial, sus diversas acciones y sus sentimientos. La reflexión sobre el crecimiento personal y profesional es una de las principales fuerzas para adquirir conocimientos más profundos, extraer lecciones del pasado y reforzar el proceso de toma de decisiones.
Uno de los métodos más habituales de reflexión guiada es el uso de diarios, preguntas estructuradas y debates entre iguales. Por ejemplo, un facilitador puede plantear preguntas como "¿Qué he aprendido de esta experiencia?" o "¿Cómo podría haber manejado la situación de otra manera?". El objetivo de estas preguntas es ayudar a las personas a pensar de forma crítica sobre sus reacciones y emociones.
El desarrollo individual a través de la reflexión guiada resulta más fácil, ya que les ayuda a descubrir sus valores, creencias y objetivos desde una perspectiva más clara. Por ejemplo, una persona podría, tras reflexionar sobre un proyecto difícil, llegar a la conclusión de que autogestionar mejor el tiempo debería ser una de las habilidades a desarrollar, lo que desencadenaría una serie de medidas de crecimiento. Así, rendiría mejor en el futuro.
Por supuesto, la reflexión guiada puede ser una forma eficaz de trabajar en equipo y comunicarse. Los equipos pueden llevar a cabo una reflexión en grupo tras finalizar el trabajo, en la que discutan los retos que salieron bien y algunos que no. Dar esa oportunidad permitirá desarrollar una cultura de mejora continua y aprendizaje colectivo.
La reflexión guiada es esencialmente una técnica que se utiliza para que los alumnos perciban el proceso de aprendizaje de una manera diferente. Por ejemplo, después de realizar una tarea en grupo, los profesores ayudan a los alumnos a reflexionar sobre sus aportaciones y la dinámica de trabajo en equipo, de modo que desarrollen un pensamiento crítico y adquieran un verdadero dominio de la materia.