Sin graduación
Going Gradeless defiende un modelo educativo que ensalza el aprendizaje más que el sistema tradicional de calificaciones. Da más peso a las evaluaciones formativas, la participación del alumno y las respuestas individualizadas para el desarrollo de una perspectiva más amplia del tema y la instigación de un comportamiento autónomo entre los estudiosos.
El método sin calificaciones puede aumentar significativamente la motivación y la implicación de los estudiantes, ya que no es la preocupación por las notas lo que centra la atención, sino el énfasis en el aprendizaje y el dominio de los conceptos. Por ejemplo, los estudiantes pueden experimentar menos presión y ansiedad, lo que facilita su decisión de asumir más riesgos en su proceso de aprendizaje, participar más activamente en el proceso de preguntas y trabajar junto con sus compañeros sin miedo a ser juzgados principalmente por las notas.
En un sistema sin calificaciones, las evaluaciones suelen realizarse para ofrecer información práctica, en lugar de puntuaciones numéricas. Los profesores pueden aprovechar herramientas como los portafolios, las autoevaluaciones o las evaluaciones basadas en proyectos para evaluar el nivel de comprensión de los alumnos. Por ejemplo, si un alumno realiza un proyecto que refleje el proceso de aprendizaje por el que ha pasado, el profesor le daría información sobre sus puntos fuertes y débiles como respuesta cualitativa en lugar de una única calificación con letras.
En su intento de adentrarse en este tipo de prácticas, los profesores pueden enfrentarse a ciertos obstáculos como la oposición de alumnos y padres acostumbrados al sistema convencional de calificaciones, así como la necesidad de desarrollo profesional para poder dar una retroalimentación eficaz sin calificaciones. Además, es probable que tengan problemas para hacer un seguimiento de sus progresos y rendir cuentas de ellos, ya que los profesores deben idear otras estrategias para verificar que los alumnos alcanzan los objetivos de aprendizaje fijados, que, naturalmente, no se reflejan en un sistema tradicional de calificaciones.
Prescindir de las calificaciones puede tener sus ventajas; sin embargo, su eficacia dependerá del tipo de educación, por ejemplo, del grupo de edad y del plan de estudios. Por ejemplo, los niños pueden prosperar más en un modelo sin calificaciones que fomente su curiosidad que en las aulas de los institutos, que pueden necesitar incorporar algunos de los exámenes tradicionales junto con los métodos sin calificaciones a efectos de acreditación.