Prácticas educativas formativas
El PIF incluye multitud de estrategias que los profesores pueden utilizar para evaluar y mejorar el aprendizaje de los alumnos durante la enseñanza. Básicamente, estas prácticas se llevan a cabo mediante la retroalimentación continua y la participación activa de los alumnos, junto con los ajustes de la enseñanza que se realizan en función de las necesidades de los alumnos, lo que en conjunto crea un entorno de aprendizaje más eficaz.
Los principales elementos de las prácticas educativas formativas son la evaluación continua, la retroalimentación, la participación de los alumnos y la realización de los ajustes necesarios en la enseñanza. Por ejemplo, los profesores pueden utilizar cuestionarios, charlas y observaciones para medir la comprensión de los alumnos y darles retroalimentación a tiempo, lo que les ayuda principalmente a identificar sus puntos fuertes y también las áreas que requieren mejora.
Mediante la integración de evaluaciones coherentes, la utilización de una variedad de técnicas como las entradas de salida y las evaluaciones entre compañeros, y la promoción de un entorno de clase en el que se valore la retroalimentación, los profesores pueden poner en práctica eficazmente el PIF. Por ejemplo, un profesor podría realizar una breve encuesta para determinar el nivel de comprensión de los alumnos sobre un tema determinado antes de continuar, lo que permitiría modificar la enseñanza en función de los resultados.
Involucrar a los alumnos en la retroalimentación es un aspecto crítico de la evaluación formativa en el PIF, ya que es una manera de capacitarlos para que se apropien del proceso de aprendizaje. La práctica de la autorreflexión como forma de compartir opiniones con toda la clase sobre su comprensión de un tema puede ser utilizada por el profesor para conocer las necesidades de los alumnos, lo que a su vez puede ayudarle a realizar los ajustes necesarios en su instrucción. Un ejemplo sería hacer que los alumnos rellenen formularios de autoevaluación o se unan a diarios de reflexión en los que puedan expresar sus opiniones sobre su proceso de aprendizaje.
Las prácticas educativas formativas son los medios por los que se mejoran los resultados de los alumnos creando un entorno de aprendizaje que responda a sus necesidades. Por ejemplo, si un profesor reconoce a través de las evaluaciones formativas que un grupo concreto está encontrando difícil un determinado concepto, puede introducir una instrucción en grupos pequeños dirigida a esa habilidad concreta. Este tipo de intervención específica sirve para cerrar significativamente las lagunas semanales que se han detectado en el aprendizaje previo del tema por parte de los alumnos, lo que a su vez les ayuda a comprender mucho mejor y a obtener buenos resultados en la evaluación sumativa. Gracias a ello, los alumnos comprenden mejor y destacan en los exámenes.