Agrupación flexible
Se trata de agrupar a los alumnos en distintos grupos en función de sus necesidades de aprendizaje, intereses o capacidades, lo que puede describirse como una estrategia de agrupamiento flexible. Dicha estrategia es importante porque permite a los profesores personalizar la formación y fomenta la colaboración entre los alumnos, impulsando así la implicación y conduciendo a mejores resultados.
El agrupamiento flexible es un gran ejemplo de enseñanza diferenciada, que no sólo permite a los profesores atender las necesidades de los distintos estilos y capacidades de aprendizaje, sino que también les ayuda a hacerlo. Cuando los alumnos cambian frecuentemente de grupo, pueden trabajar con otros estudiantes que pueden suponer un reto para ellos o apoyarles, desarrollando así sus habilidades sociales y fomentando un sentimiento de comunidad. Una buena ilustración de esto podría ser asignar a un profesor la tarea de agrupar a los estudiantes que tienen niveles de lectura similares para realizar intervenciones específicas de lectura y, al mismo tiempo, mezclarlos para el aprendizaje basado en proyectos con el fin de promover la enseñanza entre iguales.
Para facilitar un agrupamiento flexible, los profesores deben evaluar primero las capacidades e intereses de sus alumnos utilizando métodos como la observación, el cuestionario o la encuesta. Con ayuda de esta información, pueden formar grupos innovadores con la posibilidad de cambiarlos con frecuencia, por ejemplo, semanalmente o en cada unidad de estudio. Por ejemplo, en una clase de matemáticas, los alumnos podrían agruparse en función de su dominio de temas específicos, lo que les permitiría recibir apoyo específico y trabajar en grupos mixtos para actividades de resolución de problemas en colaboración.
La dinámica de la clase puede ser un reto para los profesores que trabajan con agrupamientos ágiles; los alumnos pueden hacer comentarios diferentes sobre su asignación a distintos grupos. También puede haber algunos problemas logísticos, como el poco tiempo para reagruparse y asegurarse de que cada alumno tenga el mismo tiempo. Los profesores pueden superarlos, en primer lugar, estableciendo normas específicas para el trabajo en grupo y también, en segundo lugar, promoviendo una vida en el aula que aprecie tanto la colaboración como la flexibilidad.
El agrupamiento flexible es una poderosa herramienta para desarrollar el compromiso y la motivación de los alumnos. El hecho de que los alumnos trabajen con compañeros de distintas capacidades contribuye a crear un entorno de aprendizaje propicio. Por consiguiente, cuando se asigna a los alumnos a grupos basados en sus intereses o puntos fuertes, participan más en los debates y también asumen la responsabilidad de su propio aprendizaje. Por ejemplo, un proyecto de ciencias podría brindar a los alumnos la oportunidad de formar grupos en función de intereses comunes, lo que a su vez elevaría el nivel de entusiasmo y el grado de implicación en la empresa.