Refuerzo exterior
El uso del refuerzo externo, que implica la aplicación de materiales y/o técnicas en la cara exterior de las estructuras, es un medio muy eficaz para reforzar las estructuras existentes. Esta técnica es vital no sólo para aumentar la resistencia de las estructuras, sino también para otras muchas cosas, como alargar su vida útil y garantizar así su seguridad sin necesidad de una intervención reconstructiva completa.
El refuerzo externo está hecho de polímeros reforzados con fibra (FRP), placas de acero y láminas de fibra de carbono, que son los materiales más utilizados. Estos materiales tienen una relación resistencia-peso excepcional y son resistentes y duraderos. Un ejemplo típico de uso es el de los FRP, que suelen utilizarse para reparar puentes que requieren aumentar la capacidad de carga sin añadir mucho peso.
Estudios recientes demuestran que las principales ventajas de la aplicación de refuerzos externos son el aumento de la capacidad de carga, la mejora del comportamiento sísmico y la prolongación de la vida útil gracias a una mayor durabilidad frente a los factores ambientales. Por ejemplo, dotar a un edificio de refuerzos externos de acero sería un método de rehabilitación que aumentaría significativamente la resistencia sísmica del edificio y, por tanto, garantizaría indirecta o directamente la vida de sus residentes.
El refuerzo externo se utiliza a menudo en situaciones como la adaptación de edificios a la infraestructura existente, la reparación de estructuras dañadas y la mejora de viviendas para que cumplan las normas más recientes del código de construcción. Una forma de ilustrar esto es mejorar una viga de hormigón que se ha roto debido al proceso natural de envejecimiento; el refuerzo externo es capaz de lograr esto restaurando la viga a su capacidad de carga original sin necesidad de reemplazarla completamente.
La forma en que se realiza el refuerzo externo difiere del método del refuerzo interno en que se añaden materiales al exterior de una estructura en lugar de incrustarlos en el interior de la misma. El refuerzo interno, al igual que las barras de refuerzo en el hormigón, que se incrustan y dan soporte desde el interior, mientras que el refuerzo externo aporta otra forma de mejorar la resistencia estructural al no utilizar métodos invasivos. La aplicación de envolturas externas de FRP puede ser una forma más conveniente que cambiar los componentes estructurales internos.