Enfoques de educación existencial
Los enfoques de la educación existencial se caracterizan por el significado personal que aportan, por centrarse en el autodescubrimiento y por dar una importancia primordial a la experiencia individual del alumno en el proceso de aprendizaje. Estos enfoques incitan a los alumnos a interrogarse sobre su existencia, sus valores y sus creencias, sentando así las bases del pensamiento crítico y el desarrollo personal.
Crear un entorno en el que los alumnos puedan descubrir su propio yo y sus creencias es el principal objetivo de los educadores que se centran en los principios de la educación existencial, que hacen hincapié en la autenticidad, la libertad de elección y la responsabilidad personal. Este enfoque exige autoexploración y pensamiento crítico. Un ejemplo concreto se da en el aula, donde los alumnos pueden incluso introducir conversaciones sobre dilemas éticos para confrontar distintos puntos de vista y, al hacerlo, construir sus posturas personales.
La educación existencial se diferencia de la clásica en que da más importancia a la experiencia personal del alumno individual frente a los planes de estudios estandarizados. Por otra parte, la educación tradicional suele basarse en hechos y notas obtenidas mediante exámenes estandarizados, pero la educación existencial articula que los alumnos piensen y sientan de forma independiente, por lo que descubren una forma más profunda de relacionarse con el material factual. Por ejemplo, en lugar de aprender hechos históricos, los alumnos pueden pensar en los acontecimientos históricos como punto de partida de sus propios valores y creencias.
En la educación existencial, una de las actividades es el proceso de escritura de un diario reflexivo a través del cual los alumnos son capaces de escribir sobre los acontecimientos importantes de su vida que han ido influyendo en su desarrollo personal. Dicha actividad busca la introspección y la autoexpresión de los alumnos, permitiendo a estos últimos correlacionar sus acontecimientos vitales con los conceptos existenciales universales como el propósito y la pertenencia que van más allá. Tras la redacción del diario, los alumnos pueden participar en un debate moderado en el que pueden compartir sus percepciones y ayudarse así mutuamente a desarrollar una comprensión más profunda.
Un profesor de educación existencial no actúa como figura de autoridad al modo tradicional. Construye un entorno seguro para el diálogo abierto y la exploración, acompañando a los alumnos en su camino hacia el descubrimiento de la verdad y el conocimiento. El profesor desempeña este papel fomentando la curiosidad, siendo un compañero durante el autodescubrimiento y creando un entorno en el que los alumnos puedan compartir sus opiniones y sentimientos sin ninguna preocupación. A modo de ejemplo, un profesor puede organizar un seminario socrático en el que los alumnos hablen de cuestiones filosóficas como la existencia y la identidad.