Políticas de exención
Las políticas de exención constituyen reglas que establecen las normas que deben seguir las personas u organizaciones para poder quedar excluidas de las obligaciones, reglamentos o requisitos específicos que consideren estancados. Son vitales en la búsqueda del mantenimiento de la equidad, la aceptación de situaciones singulares y la promoción de la adhesión voluntaria mediante la concesión de la lista de lavandería en determinados casos.
Las categorías comunes de políticas de exención incluyen, obviamente, las exenciones fiscales, que son las exenciones que proporcionan a las personas u organizaciones un alivio del pago de determinados impuestos; las exenciones educativas, que conceden a los estudiantes la posibilidad de excluir determinados requisitos debido a sus antecedentes o necesidades; y las exenciones sanitarias, que pueden hacer posible que las personas se salten mandatos específicos relativos a la cobertura del seguro médico en determinadas circunstancias. A modo de ejemplo, una organización benéfica exenta de impuestos es uno de los ejemplos que pueden beneficiarse de las exenciones fiscales estatales.
Las normas de exención para cumplir los requisitos de conformidad individuales u organizativos pueden suponer un alivio significativo para las organizaciones o individuos que cumplan determinados criterios. Se trata de normas que reducen las cargas derivadas del cumplimiento apuntando a retos específicos a los que se enfrentan las instituciones y que les permiten cumplir las leyes. Las leyes medioambientales son, por ejemplo, un ejemplo que podría mencionar una empresa que no sólo aplica prácticas totalmente diferentes, sino que consigue los mismos o mejores resultados para el medio ambiente al quedar exenta de normas específicas.
Por lo general, para solicitar una exención hay que pasar por el proceso de solicitarla formalmente al órgano rector o al organismo que supervisa la normativa pertinente. Normalmente, esta solicitud conlleva la presentación de documentos que ayuden a demostrar la elegibilidad del solicitante, y también puede someterse a algún tipo de examen. Por ejemplo, a un estudiante se le puede exigir que presente expedientes académicos y cartas de apoyo de profesores cuando quiera obtener una exención de los cursos introductorios.
De hecho, casi todas las políticas de exención tienen sus defectos, que a menudo consisten en limitaciones temporales, criterios de cualificación requeridos y la cantidad máxima de exenciones asignadas. Un ejemplo de ello es el hecho de que sólo algunas exenciones fiscales se conceden por un periodo de tiempo determinado o pueden tener que renovarse cada año para confirmar que se siguen respetando todas las normas de la política. Además, la propia naturaleza de las exenciones significa que no suelen concederse a todo el mundo ni en todos los casos que se plantean, lo que subraya la necesidad de un minucioso procedimiento de evaluación.