EBD (Trastornos emocionales y del comportamiento) Apoyo
La EBD es una forma de salud mental que puede hacer que parezca que el niño está sometido a una gran angustia y control emocional y conductual. La falta de apoyo puede mermar sus habilidades sociales y su proceso de aprendizaje. Practicar estrategias para gestionar los retos da a los niños la oportunidad de experimentar el éxito escolar y la formación de buenas relaciones.
Los niños a los que se diagnostican trastornos emocionales y del comportamiento suelen mostrar distintos síntomas, como estados de ánimo muy elevados y muy bajos, problemas de relación, agresividad y desinterés por la interacción social. Un buen ejemplo es el de un niño que puede experimentar dificultades para gestionar sus emociones y, como consecuencia, suele enfadarse y gritar en clase o prefiere no participar en actividades con amigos, lo que puede retrasar su progreso académico y su desarrollo social.
El apoyo de los padres a un niño con EBD reside en su capacidad para crear un entorno familiar bien estructurado y predecible que promueva una rutina diaria estable. Además, su compromiso con la comunicación abierta, la escucha activa de los sentimientos de su hijo y la aplicación de estrategias de comportamiento coherentes también podrían ser herramientas valiosas para este fin. A modo de ejemplo, el establecimiento de un sistema de recompensas por un comportamiento positivo puede ser la clave para que el niño se exprese de forma más positiva y, en consecuencia, se produzcan menos estallidos negativos.
Las instituciones educativas son vitales a la hora de proporcionar planes de aprendizaje a medida, por ejemplo, los Programas Educativos Individualizados (IEP), que abordan específicamente las necesidades de los alumnos con EBD. Además, los colegios suelen contar con orientadores y terapeutas que pueden proporcionar apoyo y estrategias de intervención, ayudando así a los alumnos a controlar sus emociones y comportamientos de forma eficaz en clase. En este caso, una escuela puede utilizar la formación social entre los alumnos con EBD para que puedan aprender la forma correcta de comunicarse con sus compañeros.
Los enfoques terapéuticos pueden ser eficaces para los niños con discapacidades emocionales y conductuales (DEC) a través de diversos medios. Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual (TCC), que es un método que ayuda a comprender a los niños y a cambiar sus patrones de pensamiento negativos, y la terapia de juego, que es una herramienta para que los niños compartan sus sentimientos a través del juego. Además, la terapia familiar puede incluir a toda la familia en el proceso de tratamiento. Contribuye a fomentar una atmósfera de curación y comprensión que sirve de apoyo. Por ejemplo, gracias a la TCC, un niño puede aprender a afrontar mejor sus sentimientos de enfado y frustración.