Práctica distribuida
La práctica distribuida o repetición espaciada, es un enfoque de aprendizaje basado en la distribución de las sesiones de estudio a lo largo del tiempo en comparación con hacerlo todo de una vez. La base de este enfoque es que el cerebro es capaz de consolidar el aprendizaje entre sesiones, lo que lo hace más eficaz que hacerlo todo de una vez, que es la práctica masiva.
Las principales ventajas de la práctica distribuida son las siguientes: mejor retención, mayor eficacia en el aprendizaje y mejor aplicación de los contenidos aprendidos. Las pruebas sugieren que, en el caso de la distribución periódica de las sesiones de estudio, la fuerza de formación de la memoria y el recuerdo es superior al efecto del empollamiento. De hecho, un alumno que practica una disciplina durante una hora diaria a lo largo de la semana recuerda más contenidos que otro que estudia lo mismo en siete horas de una sola vez.
Cuando el aprendizaje está distribuido en lugar de masificado, es probable que se cumpla la hipótesis cognitiva general. Permite a los discípulos repasar el material a lo largo del tiempo como resultado de este método de aprendizaje. Así, esta iteración llevará al alumno a tener un procesamiento cognitivo más profundo. Además, se consigue una mayor retención de la información y se reduce la carga cognitiva durante las sesiones de estudio, lo que, a su vez, ayuda a los alumnos a comprender y, también, a recibir mejor los conceptos. Por ejemplo, una persona que estudia un idioma puede dedicarse a aprender palabras de uso cotidiano durante 15 minutos en lugar de practicarlas durante tres horas de una sola vez, y esta práctica alternativa le ayudará a adquirir mejor el idioma.
Ciertamente, la práctica distribuida es un enfoque de aprendizaje versátil que puede incorporarse a distintas áreas como los estudios, las habilidades y el entrenamiento físico. También es una forma estupenda de abordar tareas de memoria como tocar un instrumento musical, donde los ejercicios constantes en el tiempo suelen conducir a la adquisición de la destreza, o en un campo complejo como las matemáticas, donde las teorías son acumulativas. Por ejemplo, un alumno puede practicar problemas de matemáticas durante unos minutos varios días a la semana en lugar de hacerlo todo de una vez poco antes del examen.
La práctica distribuida puede llevarse a cabo haciendo que los alumnos fijen fechas concretas para sesiones de estudio regulares con intervalos espaciados entre ellas, utilizando fichas durante varios días y creando recordatorios específicos para repasar el material periódicamente. Una buena forma de crear un ritmo constante es elaborar un calendario de estudio en el que se indiquen los temas concretos que deben tratarse en días separados. Además, incorporar una serie de actividades de práctica diferentes, como mezclar temas o tipos de problemas distintos, puede aumentar considerablemente la eficacia de la práctica distribuida.