Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva es una técnica psicológica que consiste en localizar y cuestionar los patrones de pensamiento negativos para sustituirlos por creencias más positivas y realistas. Este proceso es el paso más importante para mejorar el bienestar emocional y reducir los síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión.
El proceso de reestructuración cognitiva suele constar de varias fases esenciales: el paso inicial consiste en detectar las nociones negativas o las distorsiones cognitivas, como puede ser el caso del pesimismo o la generalización. A continuación, las personas que se enfrentan a estos pensamientos los cuestionan evaluando las pruebas a favor y en contra de estas nociones. Después, utilizan alternativas más realistas y lógicas para el pensamiento erróneo. Por último, los individuos implementan estos nuevos procesos de pensamiento a su vida y de forma regular, por lo tanto, hacen que funcionen automáticamente. Por ejemplo, en el caso de una persona que piensa: "Nunca lo conseguiré", esta persona puede cuestionarlo recordando sus logros en el pasado y reformular que "Puedo si trabajo duro".
La reestructuración cognitiva situacional es un método que ayuda en el tratamiento de la ansiedad haciendo que las personas afronten y reformulen sus pensamientos aprensivos. Por ejemplo, una persona que se siente nerviosa por hablar en público podría pensar: "Toda la gente hará una valoración negativa de mí". Con la ayuda de la reestructuración cognitiva, puede rebatir esta creencia teniendo en cuenta que la mayoría de los demás se concentran en sus problemas y ni siquiera se dan cuenta de ellos. El cambio de pensamiento a "estoy bien informado para hablar de temas pertinentes" ayudaría a reducir la ansiedad y aumentar la confianza al dar una charla en público.
La reestructuración cognitiva es, en efecto, un arma potente, pero como todas las herramientas tiene límites y el alcance de su eficacia puede variar de una persona a otra. Una persona puede tener mucho éxito, mientras que otra puede enfrentarse al problema debido a sus fuertes convicciones o a la ausencia de una mano amiga. La combinación de la reestructuración cognitiva con otras modalidades terapéuticas como el mindfulness o la terapia conductual suele resultar más eficaz. Por ejemplo, una persona que sufra una depresión grave probablemente obtendrá mejores resultados con la reestructuración cognitiva si sigue un plan de tratamiento completo que no sólo incluya medicación, sino también terapia.
No, la reestructuración cognitiva NO es el método a utilizar en los problemas cotidianos para hacer crecer la salud mental y la capacidad de toma de decisiones. La reestructuración cognitiva no está pensada sólo para pacientes de terapia cognitiva; uno puede aplicarla en diferentes situaciones cada vez para ayudarse a sí mismo con problemas mentales y de toma de decisiones. Por ejemplo, una persona considera que un trabajo es demasiado difícil y piensa que "no puedo hacerlo". Utilizando la reestructuración cognitiva, reconocería este pensamiento negativo, se opondría a él mostrando las cosas que ha aprendido a lo largo del tiempo y las cosas que ha hecho con éxito y, finalmente, sería capaz de cambiarlo por un pensamiento positivo como: "Puedo dividir este trabajo en pequeñas tareas que me faciliten hacerlo". Esta práctica no sólo reduce el estrés, sino que también estimula a la persona a buscar soluciones para los obstáculos que encuentra.