Transiciones en el aula
El acto de que los alumnos se desplacen dentro de las unidades educativas en diferentes perspectivas o enseñanzas se describe como transiciones en el aula. La razón principal es que, con una transición adecuada, los alumnos podrán concentrarse en la siguiente tarea, lo que, a su vez, les hará menos problemáticos y, en conjunto, les proporcionará un mejor entorno de aprendizaje.
Un método muy bueno para gestionar las transiciones en una clase es utilizar señales visuales o auditivas, como temporizadores o campanas, para indicar cuándo está a punto de producirse la transición. Para facilitar que los alumnos lo sigan, el profesor también puede utilizar una rutina como una "canción de transición" o un canto cabalístico para representar la transición e implicar a los alumnos. Por ejemplo, un profesor puede tocar un fragmento de música que los alumnos ya sepan que es su señal para limpiarse y prepararse para la siguiente actividad.
Las transiciones tienen el potencial de afectar al comportamiento y el aprendizaje de los alumnos, ya sea ayudándoles a suavizar el cambio o causándoles un trastorno. Una transición bien llevada puede ayudar a los alumnos a mantener la concentración ym reducir el tiempo de inactividad, mientras que las transiciones, que llegan de repente o no se comunican bien, pueden provocar confusión y problemas de comportamiento. Por ejemplo, los alumnos pasan de repente de una tranquila sesión de lectura a una activa actividad de grupo sin previo aviso, lo que puede hacer que se inquieten o se porten mal.
En la transición en el aula, los elementos visuales sirven como medios vitales de instrucción al mostrar a los alumnos el comportamiento específico que se espera durante un cambio de actividad. Esto puede incluir gráficos y horarios, horarios visuales o el uso de colores para indicar lo que puede ayudar a los alumnos a comprender las actividades del día. Un ejemplo de tales elementos visuales es un horario visual que contenga la lista de actividades en orden, para ayudar a los alumnos a darse cuenta de lo que van a hacer a continuación, disminuyendo así la ansiedad y fomentando la autodependencia.
Durante la fase de transición, los profesores pueden implicar a los alumnos haciéndoles responsables de determinadas actividades, como dirigir la clase en una canción de transición o ser los únicos responsables de repartir los materiales necesarios para la siguiente actividad. Este tipo de estrategia empodera a los alumnos y, al mismo tiempo, les anima a ser más comprometidos y responsables. Por ejemplo, el profesor puede dejar que un alumno desempeñe la tarea de ''líder de la transición'', lo que fomentaría el desarrollo de habilidades de liderazgo y, en consecuencia, haría que las transiciones fueran más divertidas.