Calibración de las evaluaciones
La calibración de las evaluaciones es el proceso de confirmar la fidelidad de los instrumentos de pruebas y encuestas que miden lo que se supone que deben hacer, garantizando así su coherencia y equidad en poblaciones y entornos diversos. Este proceso es imprescindible para garantizar la validez y fiabilidad de los resultados de las evaluaciones, que, a su vez, constituyen la base para la toma de decisiones educativas y profesionales.
El principal objetivo de la calibración de las evaluaciones es demostrar su precisión a la hora de evaluar los conocimientos, las destrezas o las competencias que pretenden medir. Mediante la calibración de las evaluaciones, los educadores y las organizaciones pueden descubrir los sesgos o descuidos asociados al proceso de evaluación, lo que constituye el primer paso para proporcionar evaluaciones justas. En particular, si una prueba estandarizada presenta una disparidad pronunciada en las puntuaciones de diversos grupos demográficos, la calibración permitirá modificar la prueba en consecuencia y hacerla más justa.
La calibración de las evaluaciones es un proceso de varios pasos que incluye el análisis de los ítems, la evaluación estadística y las pruebas piloto. En el punto de partida, se vuelve a comprobar la claridad y pertinencia de todos los ítems de la prueba, y el siguiente paso es el análisis estadístico para determinar la dificultad y la discriminación de los ítems. Tras realizar las correcciones, se lleva a cabo una prueba piloto con una muestra representativa para recoger datos sobre el rendimiento de la evaluación, y así los datos recogidos pueden utilizarse para nuevas mejoras que garanticen la precisión y la imparcialidad.
Para calibrar la evaluación, ya que ofrece la información cuantitativa capaz de mostrar la funcionalidad de los ítems de evaluación, el análisis estadístico es extremadamente importante. La teoría de la respuesta al ítem (TRI) o la teoría clásica de los tests (TCT) son técnicas que permiten calcular la dificultad, fiabilidad y validez de los ítems. Por ejemplo, si un ítem sigue dando malos resultados con respecto a otras administraciones de pruebas diferentes, el análisis estadístico puede sugerir que se le pueden introducir cambios para mejorar su eficacia, lo que significa que el ítem medirá el constructo pretendido de forma más adecuada.
Impulsada por la noción de que el cambio es lo único constante en este mundo, la calibración continua se vuelve realmente significativa. Se garantiza que las evaluaciones no sólo sean dinámicas, sino también eficaces, pertinentes y prácticas gracias a la calibración continua que se ha hecho de las normas educativas, las expectativas de la sociedad y los conocimientos de la población para afrontar el cambio. Es a través de la reclamación periódica que se identifican las raíces de cualquier posible sesgo o teientación de fallos desacertados. A modo de ejemplo, una evaluación de hace diez años se diseñó bajo el supuesto o conocimiento relativo al sistema académico de entonces o se esperaba lo que la profesión, científico, ingeniero, arquitecto, etc., exigía que un individuo supiera o fuera capaz de hacer. Este nuevo desarrollo hace necesario aducir o aportar en la evaluación el tipo de conocimientos y habilidades que la época actual quiere que posea el campo.