Instrucción bidialectal
La enseñanza bidialectal hace referencia a una orientación educativa que contempla y fomenta el uso de diferentes dialectos de una lengua determinada por parte de los alumnos, especialmente en el contexto de aulas multiculturales y multilingües. El concepto de este método es potenciar las habilidades de alfabetización de los alumnos de forma que se valoren los dialectos que utilizan en casa y se les enseñe el dialecto estándar, con lo que se consigue un pensamiento integrador y mejores resultados académicos.
El principal objetivo de la enseñanza bidialectal es llegar a los alumnos y ganarse su confianza reflejando sus orígenes culturales y lingüísticos y, al mismo tiempo, proporcionándoles las herramientas necesarias para manejar sus lenguas. De este modo, los alumnos no sólo aprenden a hablar la lengua no estándar con mayor eficacia, sino que adquieren una valiosa habilidad que les permite utilizar tanto la lengua no estándar como la estándar con mayor eficacia.
A diferencia de la enseñanza convencional de idiomas, que promueve principalmente sólo el dialecto estándar, la enseñanza bidialectal reconoce y acepta varios dialectos como lenguajes verbales válidos. Esta técnica se basa en la idea de construir el puente entre los dialectos de origen de los alumnos y la lengua estándar, convirtiendo así la diversidad lingüística en un recurso para el aprendizaje, y no en un obstáculo.
Las estrategias de instrucción bidialectal implican la instrucción directa sobre la discrepancia de dialectos, el uso de materiales culturalmente relevantes y la integración de los dialectos de origen de los alumnos en las clases. Por ejemplo, los profesores pueden utilizar textos representativos del dialecto de un alumno concreto junto con textos normales, para que los alumnos puedan hacer comparaciones y contrastes en el uso y la estructura de la lengua y, de este modo, aumentar su dominio y fluidez.
El uso de la Enseñanza Bidialectal aporta diversas ventajas, entre las que destacan el aumento de la participación de los alumnos, el progreso en las destrezas de lectura y escritura y el fortalecimiento de la confianza personal que experimentan. De este modo, los profesores, que respetan las lenguas maternas de sus alumnos, amplían el espacio cultural del aula y crean así las condiciones para el éxito académico y la adquisición de la lengua fuera del aula como medio de interacción.