Estrategias de evaluación comparativa
La comparación de las operaciones, métricas de rendimiento y prácticas de una empresa con las de sus principales competidores o con los estándares del sector se conoce como estrategias de evaluación comparativa. Este enfoque es de suma importancia para ayudar a las organizaciones a descubrir procesos que pueden mejorarse, aumentar al máximo la eficiencia y crear una cultura de innovación aprendiendo de las mejores prácticas.
Las estrategias de benchmarking son de diversos tipos: benchmarking interno, benchmarking competitivo, benchmarking funcional y benchmarking genérico. El benchmarking interno consiste en comparar procesos dentro de la misma organización, mientras que el benchmarking competitivo se centra principalmente en los competidores directos. El benchmarking funcional es una herramienta que considera las mismas funciones en diversos sectores, mientras que el benchmarking genérico encuentra las mejores prácticas sin importar el sector. De este modo, las organizaciones pueden experimentar mejoras en sus procesos.
Para poner en marcha sin problemas una estrategia de evaluación comparativa, una empresa debe empezar por fijar explícitamente unos objetivos e identificar también los indicadores clave de rendimiento (KPI) que son relevantes para los objetivos que pretende alcanzar. A continuación, debe elegir a los socios adecuados para la evaluación comparativa, recopilar datos mediante encuestas o informes del sector e interpretarlos para detectar las deficiencias de rendimiento. Por último, las empresas deben crear un plan de acción basado en los conocimientos obtenidos y supervisar con frecuencia los puntos de referencia para garantizar el proceso de mejora continua.
Las estrategias de evaluación comparativa ofrecen una serie de ventajas, por ejemplo, mejor rendimiento, mayor eficiencia operativa y mayor competitividad. La comprensión de la posición relativa frente a los demás lleva a las organizaciones a descubrir las mejores prácticas, lograr una reducción de costes y tender a la innovación de forma más eficaz. A modo de ejemplo, una fábrica que mide su rendimiento en comparación con las que mejor se conocen en la industria puede encontrar métodos más productivos que le ayudarán a minimizar los residuos y maximizar la producción.
La evaluación comparativa puede seguir siendo una tarea complicada para las organizaciones, ya que se enfrentan a problemas de disponibilidad de datos, confidencialidad y naturaleza subjetiva de las comparaciones. El factor principal radica en la necesidad de acceder a datos fiables y oportunos de los competidores y, por otra parte, puede haber incluso luchas intrapersonales por la aplicación de los cambios. Además, cuando una organización tiene una configuración diferente o el mercado se encuentra en condiciones distintas, tal discrepancia puede llevar a conclusiones erróneas y se requeriría un análisis mucho más profundo y una interpretación contextual.