Filtro afectivo
El filtro afectivo es una barrera psicológica que puede dificultar la adquisición de idiomas, sobre todo en el aprendizaje de segundas lenguas. En él influyen factores emocionales como la ansiedad, la motivación y la confianza en uno mismo, que pueden facilitar u obstaculizar el proceso de aprendizaje. Comprender y manejar el filtro afectivo es el catalizador de los entornos de aprendizaje favorables en los que la adquisición del idioma se produce de forma eficaz.
Hay muchas razones que pueden provocar un Filtro Afectivo alto, como la ansiedad, el miedo a cometer errores y la baja autoestima. Un buen ejemplo de ello es cuando un alumno tiene ansiedad por hablar delante de la clase, por lo que le puede resultar difícil participar, lo que a su vez puede bloquear su adquisición del idioma. Un entorno seguro y agradable puede ayudar a la persona a deshacerse de este filtro.
Al crear un entorno positivo e integrador, se puede reducir el filtro afectivo de los educadores. Esto puede lograrse mediante el trabajo conjunto, la retroalimentación de apoyo y las actividades como los juegos de rol o los juegos que fomentan la confianza. Por ejemplo, las clases que empiezan con ejercicios para romper el hielo ayudarán a los alumnos a sentirse más cómodos y a compartir sus ideas durante la clase.
En el Filtro Afectivo La motivación es uno de los factores clave que influyen en el estado emocional del alumno y en su disposición a utilizar la lengua. Es posible que un alumno tenga un mayor interés por la lengua o la cultura del lugar en el que se habla el idioma, y así puede rebajar el Filtro Afectivo, lo que hace que su aprendizaje sea más eficaz. Un ejemplo de ello es un estudiante entusiasmado con la posibilidad de explorar zonas remotas para obtener información de primera mano.
Desde luego, el filtro afectivo, que son las barreras emocionales, puede tener un gran impacto tanto en los niños como en los adultos a la hora de aprender idiomas. A los niños les puede afectar la interacción con sus compañeros y la dinámica de la clase, mientras que a los adultos les puede afectar la presión social o las experiencias negativas que hayan tenido previamente en relación con el aprendizaje de idiomas. Comprender estas barreras emocionales debería ser una prioridad de los profesores para satisfacer las necesidades de cada edad.