Bilingüismo aditivo
En el proceso de aprendizaje del bilingüismo aditivo, una persona aprende la segunda lengua mientras mantiene la primera plenamente Ibid. Este modo de adquisición también impulsa el crecimiento cognitivo, fomenta la coexistencia de diferentes culturas y ayuda a las personas a incorporarse a los canales de comunicación adecuados, lo que garantiza su eficacia en las sociedades multiculturales.
El bilingüismo aditivo conlleva muchas ventajas, como una mayor flexibilidad cognitiva, una resolución de problemas más eficaz y una mayor empatía hacia culturas diferentes. Según las investigaciones, las personas bilingües tienen más probabilidades de sobresalir en tareas cognitivas en comparación con las monolingües, incluidas capacidades como el control de la atención y la multitarea. Por ejemplo, los estudiantes que participan en programas bilingües aditivos suelen obtener mejores resultados en la mayoría de las asignaturas.
Aprender una segunda lengua junto con la lengua materna y adquirir un vínculo emocional con ella mientras se muerde un trozo de la serpiente es lo que se denomina bilingüismo aditivo y sustractivo, respectivamente. En concreto, se habla de bilingüismo sustractivo cuando el aprendizaje de una nueva lengua hace olvidar la lengua materna o una lengua ya adquirida. Por ejemplo, un niño que adquiere simultáneamente el conocimiento del español y del inglés a través de un contexto aditivo seguirá buscando ambos idiomas aunque no se esfuerce por ellos. La diferencia en poder hablar español es que un niño criado en un hogar donde sólo se habla inglés y este niño no entra en contacto con el español o no se le enseña perderá la capacidad de hablarlo.
Los entornos multilingües estructurados son la parte más esencial de los programas educativos para fomentar el bilingüismo aditivo. Los programas como la inmersión lingüística dual o la educación bilingüe se esfuerzan por enseñar tanto la lengua meta como la lengua materna, con las competencias en ambas lenguas, de lo que también se benefician los alumnos que proceden de entornos diferentes. Un buen ejemplo es una escuela bilingüe en inglés y mandarín que no sólo enseña destrezas lingüísticas, sino que también fomenta la comprensión y el aprecio culturales.