Vocabulario académico
Los términos y frases del vocabulario académico suelen sustituir a las palabras y frases del lenguaje y la escritura académicos. Son precisamente estas palabras las que se utilizan para permitir una comprensión más profunda de los textos en los que participan los alumnos y para expresar ideas intrincadas y pensar en otras perspectivas en distintos campos.
En la educación, el vocabulario académico es el aspecto más importante, ya que es el que potencia las capacidades de comprensión y comunicación de los alumnos. Dominar estos términos permite a los alumnos entablar conversaciones más eficaces, comprender textos académicos y, por supuesto, aclarar mejor sus puntos de vista por escrito. A modo de ejemplo, cuando los alumnos aprenden a manejar verbos como "analizar" o "sintetizar", son capaces de escribir mejor en proyectos de investigación y redacciones.
Los alumnos pueden mejorar su vocabulario académico de diversas maneras: leyendo una amplia gama de literatura académica, utilizando listas de vocabulario de sus respectivos campos de estudio y practicando la escritura con términos nuevos. Por consiguiente, hablar y escribir en discusiones sobre la trama y pedir consejo sobre su lenguaje de uso puede garantizar su buena comprensión. Un buen ejemplo es un diario de vocabulario en el que el alumno pueda documentar las palabras nuevas que ha encontrado en sus lecturas.
Algunas palabras específicas representativas del vocabulario académico son: hipótesis, metodología, teoría, pruebas y análisis crítico. Estas palabras se utilizan con frecuencia en todas las disciplinas y son esenciales para expresar ideas complicadas. Por ejemplo, en un trabajo de investigación, un estudiante podría decir: "Una hipótesis es una respuesta provisional al problema de investigación que se puso a prueba utilizando metodología cuantitativa para recopilar pruebas empíricas"
La distinción entre vocabulario académico y lenguaje común se basa principalmente en la especificidad, la formalidad y el contexto de su uso. Aunque el lenguaje cotidiano suele ser conversacional e informal, el vocabulario académico es más preciso y organizado, por lo que ayuda a presentar ideas y argumentos complejos sin ambigüedades. Por ejemplo, en lugar de decir "averiguar", el lenguaje académico utilizaría "investigar" o "determinar", mostrando una actitud más seria hacia un investigador.