Rendimiento académico
El término rendimiento académico indica el nivel de logro que un estudiante ha alcanzado en cuanto a las normas de rendimiento establecidas por la institución, que suele evaluarse mediante notas, resultados de exámenes y un grado general de éxito. Es esencial, ya que es un indicador del grado de comprensión de la asignatura por parte del alumno, de su capacidad para resolver problemas y, además, puede afectar a sus oportunidades para la educación y la carrera futuras.
Hay una serie de elementos que afectan al rendimiento académico de los estudiantes, como la motivación individual, los hábitos de estudio, la calidad del profesorado y el entorno familiar. Un estudiante, por ejemplo, que desarrolle buenas técnicas de estudio y mantenga una buena relación con sus profesores probablemente obtendrá mejores resultados que un compañero que no cuente con estas ventajas.
Utilizar estrategias de estudio de eficacia probada, establecer objetivos alcanzables, pedir ayuda a profesores o tutores y gestionar el tiempo con eficacia son formas que los estudiantes pueden utilizar para desarrollar su rendimiento académico. A modo de ejemplo, optar por repasar los materiales de forma espaciada en el tiempo en lugar de atiborrarlos en una sola sesión de estudio puede ayudarte a adquirir más conocimientos y comprensión y, al mismo tiempo, mejorar tus índices de retención.
La implicación de los padres contribuye significativamente al rendimiento académico de un niño, ya que unos padres comprensivos crean un lugar cómodo y propicio para aprender y también refuerzan positivamente el aprendizaje de buenos hábitos de estudio. Por ejemplo, los alumnos cuyos padres se implican directamente en sus deberes y actividades escolares suelen sacar mejores notas y también desarrollan una mayor autoestima en relación con el aprendizaje.
La ansiedad y la depresión pueden afectar a la salud mental de los estudiantes y, de este modo, repercutir en su rendimiento académico. Estos problemas de salud mental tienen el potencial de reducir la concentración, el interés y las capacidades cognitivas en general, que son los efectos sobre los estudiantes con problemas de salud mental. A modo de ejemplo, los estudiantes que sufren estos problemas pueden tener dificultades para realizar las tareas o incluso para participar en clase, lo que en consecuencia se traducirá en un menor rendimiento académico.