Lenguaje académico
El lenguaje académico es el lenguaje formal y estructurado que se utiliza a menudo en los entornos de estudio y que, en concreto, contiene determinado vocabulario, gramática y características discursivas. Desempeña un papel fundamental en la comunicación eficaz de ideas avanzadas y en la participación en debates académicos, por lo que permite a los alumnos tener éxito en sus estudios.
El lenguaje académico se caracteriza por su tono serio, el uso de tecnicismos, el empleo de oraciones complicadas y el cumplimiento de determinadas reglas gramaticales. Por ejemplo, en lugar de la expresión "mucha gente", un escritor académico probablemente la expresaría como "un número significativo de individuos" en aras de la claridad de pensamiento.
La principal razón para aprender el lenguaje académico es comunicar las ideas de los alumnos de forma oral y escrita más clara y persuasiva. La comprensión y el dominio del lenguaje académico permiten a los alumnos leer obras científicas complejas, participar en conversaciones y superar tareas como la redacción de trabajos de investigación o la realización de presentaciones.
La lectura de una gran variedad de trabajos académicos permite asociar a los alumnos con la redacción formal, por lo que su lectura es una de las principales formas de mejorar sus competencias lingüísticas académicas. Por otra parte, escribir en un estilo formal y participar en debates que requieran un pensamiento crítico son otras de las formas en que— los estudiantes practicantes progresan en vocabulario, gramática y sintaxis. Lo mejor de todo, unirse a clínicas de escritura académica o similares, pero sería un gran medio de enseñanza para sus problemas de escritura para ser resueltos y, por tanto, a través de los métodos anteriores, podrían ser capaces de resolver sus problemas de competencia lingüística.
Desde el punto de vista académico, las distintas disciplinas tienen sus propias peculiaridades en cuanto a jergas y convenciones, por lo que el lenguaje académico es muy importante en todas ellas. Por ejemplo, la ciencia se centra en la redacción de términos y la evaluación de datos, mientras que las humanidades muestran más el análisis crítico y la interpretación de textos. Los matices lingüísticos entre disciplinas son fundamentales para una comunicación y comprensión asertivas.